martes, 10 de enero de 2023

La tragedia de 1859: La Explosión del Palacio


Entre los desastres más grandes acontecidos en la ciudad de Guadalajara destaca la explosión del Palacio de Gobierno acaecida el 10 de enero de 1859. Aquella mañana no fue común, los tapatíos sufrían los efectos destructivos de la Guerra de Reforma que había iniciado dos años atrás. La ciudad se encontraba en poder del bando conservador, quien defendía la posición a sangre y fuego ante los constantes embates del ejercito liberal. Los generales Miguel Miramón y Leonardo Márquez efectuaban los preparativos para salir a combatir a sus opositores, mientras que la mayor parte de la población se refugiaba dentro de sus casas. Eran las 10:45 cuando una fuerte explosión sacudió las entrañas de la perla de Occidente. El estruendo causó alarma generalizada, las personas pensaron que se trataba de un nuevo intento de los liberales por apodarse de la ciudad y buscaron refugio en cualquier parte. Algunos testigos señalaron que después de la explosión se observó una enorme nube de humareda que se levantó sobre el palacio, mientras que el humo y el polvo impedían la visibilidad en la plaza de armas y los portales.[1] Un testigo compartió su experiencia en una carta fechada el 11 de enero que fue publicada por el periódico La Sociedad de la ciudad de México:   

 

Yo estaba en el despacho del general Márquez hablando con él cuando sucedió la desgracia; y de un solo golpe nos encontramos rodeados de muertos y heridos que entre la confusión horrorizaba la gritería y los lamentos. Donde nosotros nos hallábamos, aunque no cayó la pieza si se abrieron las puertas y vino abajo todo lo que en ella había, y aunque completamente ciegos del humo y del polvo, tomados de la mano salimos a un corredor al tiempo que se vino abajo, pero pudimos volver atrás y tomar un balcón donde permanecimos hasta que se aclaró aquello para salir sobre muertos y hombres despedazados.[2]

 

            Por su parte el General Miramón se encontraba en una sala contigua a donde se encontraba el General Márquez y abandonó el palacio bajando de uno de los balcones con una cuerda.

            Al principio todo era confusión, se desconocía por completo el número de víctimas y una buena cantidad de individuos llegaron al lugar en busca de noticias respecto a sus familiares. En la ciudad circularon rumores que hablaba de 300 víctimas y un número indeterminado de heridos, además había quien afirmaba que la explosión se debió a una mina que los liberales habían dejado al abandonar la ciudad.

            Mientras tanto en la ciudad de México existía incertidumbre sobre el estado que guardaba el llamado “joven macabeo” el General Miguel Miramón por lo que varios periódicos publicaron la siguiente carta a la que titularon “Pormenores sobre la catástrofe de Guadalajara,” de la cual transcribo una parte:

 

Como las fuerzas que han estado saliendo en secciones, parece que se preparaba la última con el señor Miramón; con este motivo, se estaban cargando en la puerta del palacio unos carros de parque; sea que haya habido algún descuido, o que sean ciertas las especies que vulgarmente circulan, de que los constitucionalistas dejaron minado el edificio, el caso que hubo a la hora indicada una explosión formidable que azoró de una manera tan horrible a los habitantes de la población.[3]

 

            La carta describe la destrucción que sufrió el Palacio, señala que las cuatro pareces que dan al exterior no presentaban deterioro, sin embargo, el interior en su mayoría quedó destruido. Los corredores, las escaleras, las hermosas columnas labradas con racimos de uvas desaparecieron, así como buena parte de la cárcel. El daño se concentró en su lado izquierdo donde no quedó vestigio alguno. Algunos minutos después del desastre la población entró en colera dado que corrió el rumor de que la explosión fue provocada por los liberales, por lo que pretendía linchar a sus seguidores en la ciudad, tuvo que intervenir el General Miramón quien ordenó protegerlos para evitar nuevas desgracias. Por otro lado, los comerciantes de la ciudad armaron a su gente pera defender sus intereses;[4] la ciudad vivió un caos, mientras que las puertas del palacio se aglomeraron un buen número de personas que buscaban noticias de sus familiares.

            Pero lo verdaderamente importantes fueron el número de personas que perdieron la vida. Algunas notas periodísticas señalan que en la puerta del palacio había una guardia de más de cuarenta soldados que murieron a consecuencia de la onda de la explosión. Otros afirmaron que su número fue mucho menor que perecieron decapitados por los pedazos de las puertas del exterior. A tan sólo 24 horas del desastre rescataron 60 cuerpos y algunos heridos, mientras que de la cárcel del palacio fueron localizados 36 cadáveres y según los diarios faltaban quince presos por localizad.  Cabe señalar que no hay una cifra exacta respecto al número de muertos, Luis Pérez Verdía en su Historia Particular para la Historia de Jalisco señala que fueron 100, mientras que Victoriano Salado Álvarez afirma en su obre De Santa Anna a la Reforma afirma que fueron 80 los decesos. Por otro lado, en los registros de defunciones de las parroquias del Sagrario Metropolitano, El Santuario y La Capilla de Jesús sólo fueron registradas 32 defunciones.

            Al principio se habló de que la explosión fue un accidente ocasionado por algún descuido de los soldados que cargaban varios barriles de pólvora que estaban siendo cargados en carretas para mandarlos la frente de batalla, pero también surgió la versión de que la explosión ocasionada por varias minas colocadas por los liberales, como se aprecia en el siguiente artículo:

 

Que ya se encontró el taladro que hicieron los bárbaros constitucionalistas para colocar la mina en aquel edificio que ocasionó su ruina; y se ha preso a una modista, porque ella dio permiso para que por su casa se hiciese el referido taladro, habiéndose puesto ella con tiempo a salvo. Que esta misma mujer ha declarado que bajo de la catedral había otra mina que debía haber reventado el mismo día que en ese templo se celebraba una función de gracias a la santísima Virgen de Zapopan y que en efecto se encontró una mecha apagada.[5]

 

            El artículo continúa afirmando que se encontraron otras minas en el Palacio del Obispado y en el Convento de San Francisco que afortunadamente no detonaron. Además de la mujer fueron detenidos el Licenciado Tagle, Eulogio Rico y Salvador Camarena a quienes se les imputaba el crimen. Cabe señalar que las investigaciones se vieron trancadas porque a los pocos días la ciudad cayó ante los embates del ejercito liberal. Nunca se demostró la culpabilidad de los sujetos señalados, aunque siempre quedará abierta la positividad del que la explosión del palacio hubiera sido provocada.  

  

Lista de difuntos registrados por la explosión del palacio.

Nombre

edad

cementerio

Sagrario Metropolitano

1.- Luis Romero

21

P. Guadalupe

2.- Domingo L. Vicente

36

P. Guadalupe

3.- Joaquín Orellana

42

P. Guadalupe

4.- Ignacio Pérez de León

35

P de Belén

5.- Ramón Alonso

25

P. Guadalupe

6.- Gabriel González

23

P. de Belén

7.- Cornelio Romero

37

P. Guadalupe

8.- Juan Bobadilla

19

P. de Belén

9.- Francisco Mora

24

P. de Guadalupe

10.- Mariano Nogueras

35

P. de Guadalupe

11.- Capitán Cenobio Sánchez

24

P. de Guadalupe

12.- Adrián Alonso

21

P. de Belén

13.- Capitán Victoriano Bosque

26

P de los Ángeles

14.- Severo Gutiérrez

20

P. de Belén

15.- Alférez Severiano Vallesteros

20

P. de Belén

16.- Tirso de Oro

53

P. de Belén

17.- Manuel Analla

34

P. de Belén

18.- Antonio Escoto

52

P. de los Ángeles

19.- Teniente coronel Justo González

40

P. de los Ángeles

20.- Capitán Justino Rodríguez

25

P. de Guadalupe

21.- Esteban Murillo

45

P. de Guadalupe

Capilla de Jesús

22.- Ramón Morales

27

P. de Belén

23.- Pragedis Rodríguez

20

P. de Belén

24.- Pedro Amaya

25

P de Santa Paula

25.- Gertrudis Ortiz

25

P. de Santa Paula

26.- Martín Tobar

34

P. de Belén

27.- Rafael Ramírez

60

P. de Belén

Santuario

28.- Máximo Sánchez

36

P. de Belén

29.- Rosalio García

34

P. de Belén

30.- Esteban Hernández

16

P. de Belén

31.- José María Martín

28

P. de Belén

32.- Romualdo Gándara

60

P. de Belén

 

 



[1]Pormenores sobre la catástrofe de Guadalajara,” en Diario Oficial. Enero 26 de 1859. 3-4pp.

[2] “Otros pormenores de la catástrofe de Guadalajara,” en La Sociedad. Enero 22 de 1859. 3p.

[3] “Pormenores sobre la Catástrofe de Guadalajara,” en Diario Oficial. Enero 26 de 1859. 4p.

[4] “Más sobre Guadalajara,” en La Sociedad. Enero 31 de 1859. 3p.

[5] “Más sobre los sucesos de Guadalajara,” en Diario de Avisos. Enero 31 de 1859. 2p. 


 

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