Entre
los desastres más grandes acontecidos en la ciudad de Guadalajara destaca la
explosión del Palacio de Gobierno acaecida el 10 de enero de 1859. Aquella
mañana no fue común, los tapatíos sufrían los efectos destructivos de la Guerra
de Reforma que había iniciado dos años atrás. La ciudad se encontraba en poder
del bando conservador, quien defendía la posición a sangre y fuego ante los
constantes embates del ejercito liberal. Los generales Miguel Miramón y
Leonardo Márquez efectuaban los preparativos para salir a combatir a sus
opositores, mientras que la mayor parte de la población se refugiaba dentro de
sus casas. Eran las 10:45 cuando una fuerte explosión sacudió las entrañas de
la perla de Occidente. El estruendo causó alarma generalizada, las personas
pensaron que se trataba de un nuevo intento de los liberales por apodarse de la
ciudad y buscaron refugio en cualquier parte. Algunos testigos señalaron que
después de la explosión se observó una enorme nube de humareda que se levantó
sobre el palacio, mientras que el humo y el polvo impedían la visibilidad en la
plaza de armas y los portales.[1] Un
testigo compartió su experiencia en una carta fechada el 11 de enero que fue
publicada por el periódico La Sociedad de la ciudad de México:
Yo
estaba en el despacho del general Márquez hablando con él cuando sucedió la
desgracia; y de un solo golpe nos encontramos rodeados de muertos y heridos que
entre la confusión horrorizaba la gritería y los lamentos. Donde nosotros nos hallábamos,
aunque no cayó la pieza si se abrieron las puertas y vino abajo todo lo que en
ella había, y aunque completamente ciegos del humo y del polvo, tomados de la
mano salimos a un corredor al tiempo que se vino abajo, pero pudimos volver
atrás y tomar un balcón donde permanecimos hasta que se aclaró aquello para
salir sobre muertos y hombres despedazados.[2]
Por su parte el General Miramón se
encontraba en una sala contigua a donde se encontraba el General Márquez y
abandonó el palacio bajando de uno de los balcones con una cuerda.
Al principio todo era confusión, se
desconocía por completo el número de víctimas y una buena cantidad de
individuos llegaron al lugar en busca de noticias respecto a sus familiares. En
la ciudad circularon rumores que hablaba de 300 víctimas y un número
indeterminado de heridos, además había quien afirmaba que la explosión se debió
a una mina que los liberales habían dejado al abandonar la ciudad.
Mientras tanto en la ciudad de
México existía incertidumbre sobre el estado que guardaba el llamado “joven
macabeo” el General Miguel Miramón por lo que varios periódicos publicaron la
siguiente carta a la que titularon “Pormenores sobre la catástrofe de
Guadalajara,” de la cual transcribo una parte:
Como
las fuerzas que han estado saliendo en secciones, parece que se preparaba la última
con el señor Miramón; con este motivo, se estaban cargando en la puerta del
palacio unos carros de parque; sea que haya habido algún descuido, o que sean
ciertas las especies que vulgarmente circulan, de que los constitucionalistas
dejaron minado el edificio, el caso que hubo a la hora indicada una explosión
formidable que azoró de una manera tan horrible a los habitantes de la
población.[3]
La carta describe la destrucción que
sufrió el Palacio, señala que las cuatro pareces que dan al exterior no presentaban
deterioro, sin embargo, el interior en su mayoría quedó destruido. Los
corredores, las escaleras, las hermosas columnas labradas con racimos de uvas
desaparecieron, así como buena parte de la cárcel. El daño se concentró en su
lado izquierdo donde no quedó vestigio alguno. Algunos minutos después del
desastre la población entró en colera dado que corrió el rumor de que la
explosión fue provocada por los liberales, por lo que pretendía linchar a sus
seguidores en la ciudad, tuvo que intervenir el General Miramón quien ordenó
protegerlos para evitar nuevas desgracias. Por otro lado, los comerciantes de
la ciudad armaron a su gente pera defender sus intereses;[4] la
ciudad vivió un caos, mientras que las puertas del palacio se aglomeraron un
buen número de personas que buscaban noticias de sus familiares.
Pero lo verdaderamente importantes
fueron el número de personas que perdieron la vida. Algunas notas periodísticas
señalan que en la puerta del palacio había una guardia de más de cuarenta
soldados que murieron a consecuencia de la onda de la explosión. Otros
afirmaron que su número fue mucho menor que perecieron decapitados por los
pedazos de las puertas del exterior. A tan sólo 24 horas del desastre
rescataron 60 cuerpos y algunos heridos, mientras que de la cárcel del palacio
fueron localizados 36 cadáveres y según los diarios faltaban quince presos por
localizad. Cabe señalar que no hay una
cifra exacta respecto al número de muertos, Luis Pérez Verdía en su Historia
Particular para la Historia de Jalisco señala que fueron 100, mientras que
Victoriano Salado Álvarez afirma en su obre De Santa Anna a la Reforma afirma
que fueron 80 los decesos. Por otro lado, en los registros de defunciones de
las parroquias del Sagrario Metropolitano, El Santuario y La Capilla de Jesús
sólo fueron registradas 32 defunciones.
Al principio se habló de que la
explosión fue un accidente ocasionado por algún descuido de los soldados que
cargaban varios barriles de pólvora que estaban siendo cargados en carretas
para mandarlos la frente de batalla, pero también surgió la versión de que la
explosión ocasionada por varias minas colocadas por los liberales, como se
aprecia en el siguiente artículo:
Que ya
se encontró el taladro que hicieron los bárbaros constitucionalistas para
colocar la mina en aquel edificio que ocasionó su ruina; y se ha preso a una
modista, porque ella dio permiso para que por su casa se hiciese el referido
taladro, habiéndose puesto ella con tiempo a salvo. Que esta misma mujer ha
declarado que bajo de la catedral había otra mina que debía haber reventado el
mismo día que en ese templo se celebraba una función de gracias a la santísima
Virgen de Zapopan y que en efecto se encontró una mecha apagada.[5]
El artículo continúa afirmando que
se encontraron otras minas en el Palacio del Obispado y en el Convento de San
Francisco que afortunadamente no detonaron. Además de la mujer fueron detenidos
el Licenciado Tagle, Eulogio Rico y Salvador Camarena a quienes se les imputaba
el crimen. Cabe señalar que las investigaciones se vieron trancadas porque a
los pocos días la ciudad cayó ante los embates del ejercito liberal. Nunca se
demostró la culpabilidad de los sujetos señalados, aunque siempre quedará
abierta la positividad del que la explosión del palacio hubiera sido provocada.
Lista
de difuntos registrados por la explosión del palacio.
Nombre |
edad |
cementerio |
Sagrario
Metropolitano |
||
1.-
Luis Romero |
21 |
P.
Guadalupe |
2.-
Domingo L. Vicente |
36 |
P.
Guadalupe |
3.-
Joaquín Orellana |
42 |
P.
Guadalupe |
4.-
Ignacio Pérez de León |
35 |
P de
Belén |
5.-
Ramón Alonso |
25 |
P.
Guadalupe |
6.-
Gabriel González |
23 |
P. de
Belén |
7.- Cornelio
Romero |
37 |
P.
Guadalupe |
8.-
Juan Bobadilla |
19 |
P. de
Belén |
9.-
Francisco Mora |
24 |
P. de
Guadalupe |
10.-
Mariano Nogueras |
35 |
P. de
Guadalupe |
11.-
Capitán Cenobio Sánchez |
24 |
P. de
Guadalupe |
12.-
Adrián Alonso |
21 |
P. de
Belén |
13.-
Capitán Victoriano Bosque |
26 |
P de
los Ángeles |
14.-
Severo Gutiérrez |
20 |
P. de
Belén |
15.-
Alférez Severiano Vallesteros |
20 |
P. de
Belén |
16.-
Tirso de Oro |
53 |
P. de
Belén |
17.-
Manuel Analla |
34 |
P. de
Belén |
18.-
Antonio Escoto |
52 |
P. de
los Ángeles |
19.- Teniente
coronel Justo González |
40 |
P. de
los Ángeles |
20.-
Capitán Justino Rodríguez |
25 |
P. de
Guadalupe |
21.-
Esteban Murillo |
45 |
P. de
Guadalupe |
Capilla
de Jesús |
||
22.-
Ramón Morales |
27 |
P. de
Belén |
23.-
Pragedis Rodríguez |
20 |
P. de
Belén |
24.-
Pedro Amaya |
25 |
P de
Santa Paula |
25.-
Gertrudis Ortiz |
25 |
P. de
Santa Paula |
26.-
Martín Tobar |
34 |
P. de
Belén |
27.-
Rafael Ramírez |
60 |
P. de
Belén |
Santuario |
||
28.-
Máximo Sánchez |
36 |
P. de
Belén |
29.-
Rosalio García |
34 |
P. de
Belén |
30.-
Esteban Hernández |
16 |
P. de
Belén |
31.-
José María Martín |
28 |
P. de
Belén |
32.-
Romualdo Gándara |
60 |
P. de
Belén |
[1] “Pormenores sobre la catástrofe de Guadalajara,” en Diario
Oficial. Enero 26 de 1859. 3-4pp.
[2] “Otros pormenores de la catástrofe de Guadalajara,” en
La Sociedad. Enero 22 de
1859. 3p.
[3] “Pormenores sobre la Catástrofe de Guadalajara,” en Diario
Oficial. Enero 26 de 1859. 4p.
[4] “Más sobre Guadalajara,” en La Sociedad. Enero
31 de 1859. 3p.
[5] “Más sobre los sucesos de Guadalajara,” en Diario
de Avisos. Enero 31 de 1859. 2p.
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